Trastornos del espectro alcohólico fetal

Bebe recién nacido
El síndrome del espectro alcohólico fetal, también conocido por su sigla SAF, es un grupo de malformaciones y desórdenes que pueden presentarse en una persona cuya madre ingirió bebidas alcohólicas que contenían etanol, durante el embarazo.​ Los síntomas pueden incluir una apariencia anormal, baja altura, bajo peso, cabeza pequeña, mala coordinación, bajo cociente intelectual, problemas de conducta y sordera o deficiencia visual.​ Es muy común que los afectados tengan dificultades en los estudios, se vean envueltos en problemas con la policía e incluso pasen tiempo en la cárcel. Frecuentemente se involucran en actividades sexuales de alto riesgo, tienen problemas con el consumo de alcohol y el uso recreativo de drogas.​ La forma más severa de esta condición se denomina síndrome alcohólico fetal.​ Otros tipos incluyen el denominado síndrome alcohólico fetal parcial.​ y sinónimos como embriopatía alcohólica​ o embriofetopatía alcohólica.

Los desórdenes del espectro alcohólico fetal son causados por el consumo de alcohol por la madre durante el embarazo. Encuestas en los Estados Unidos descubrieron que el 10 % de mujeres embarazadas habían ingerido bebidas alcohólicas en el último mes del embarazo y entre el 20 % y el 30 % las han bebido en algún momento durante el embarazo.​ Aproximadamente el 4,7 % de las mujeres embarazadas sufren alcoholismo. El riesgo de problemas depende de factores como la cantidad de alcohol consumida, frecuencia del consumo y la etapa del embarazo en que se ha consumido el alcohol. Otros factores que aumentan el riesgo de presentar estos desórdenes incluyen el ser madres mayores, fumar y ser madres que sufren de desnutrición. No está definida una cantidad específica ni un periodo específico en que resulte segura la ingesta de bebidas alcohólicas durante el embarazo. Aunque pequeñas cantidades de alcohol no causan una apariencia física anormal, sí pueden causar problemas conductuales.​ El alcohol atraviesa la barrera hematoencefálica afectando al feto de manera directa o indirecta. El diagnóstico de la condición se basa en los indicios y síntomas que presenta la persona presuntamente afectada.

Evitar la ingestión de alcohol es la mejor manera de evitar desórdenes del espectro alcohólico fetal. Por esta razón, diversas organizaciones médicas recomiendan a las madres evitar la ingestión de alcohol durante todo el embarazo.​ Aunque la condición es permanente, el tratamiento adecuado puede mejorar el pronóstico.1​ Los tratamientos pueden incluir terapia interactiva entre madre e hijo, esfuerzos encaminados a modificar el comportamiento, y en ocasiones, medicamentos.

Se estima que el desorden del espectro alcohólico fetal afecta entre un 2 % y 5 % de la población en los Estados Unidos y Europa Occidental.​ Se cree que desórdenes del espectro alcohólico fetal se presentan entre 0,2 y 9 por 1000 de nacimientos vivos en los Estados Unidos. En Sudáfrica, algunas poblaciones tienen índices que alcanzan el 9 %.​ Se ha escrito sobre los efectos negativos y perniciosos del alcohol durante el embarazo desde tiempos antiguos.​ En 2002 se estimó que el costo a lo largo de la vida de un individuo con desórdenes del espectro alcohólico es de 2 millones de dólares.​ Se usó por primera vez el término «síndrome alcohólico fetal» en 1973.

Prevención
El alcohol es un generador de malformaciones, y la única manera certera de prevenir el SAF es evitar el consumo de alcohol durante el embarazo. Aunque algunos estudios mostraron que pequeñas cantidades de alcohol (típicamente, una medida por día) durante el embarazo puede no ser riesgoso para el feto (por ej., Abel, 1996; Day, 1992; du Florey et al., 1992; Forrest y du Florey, 1991; Goodlett y Peterson, 1995; Polygenis et al., 1998 [14 medidas por semana]; Streissguth et al., 1994; Wilkie, 1997 [8.5 medidas por semana]), a las mujeres embarazadas usualmente se les recomienda la abstinencia total, ya que cada feto es diferente y puede haber efectos no visibles, pero igualmente dañinos, que estos estudios no hayan percibido. Una cantidad nula de alcohol, durante cualquier trimestre, es absolutamente seguro. En Estados Unidos, en 1981 se recomendaba que no tomaran alcohol las mujeres embarazadas o planeando un embarazo, esto último para evitar daños en las primeras etapas del embarazo, mientras la mujer todavía no sepa que está transitando un embarazo. El Congreso de los Estados Unidos aprobó una legislación en 1989 que exige una etiqueta de aviso en todos los envases de bebidas alcohólicas.

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