Síndrome de Tourette
El síndrome de Tourette es un trastorno neuropsiquiátrico con inicio en la infancia o adolescencia (antes de los 21 años de edad). Se caracteriza por múltiples tics motores (movimientos) y al menos un tic vocal o fónico (palabras o sonidos), con duración de más de un año desde la aparición del primer tic. Estos tics característicamente aumentan o disminuyen tanto en número como en intensidad y tipo, con períodos de agudización o remisión. Son involuntarios, aunque se pueden suprimir temporalmente, y son precedidos por un impulso premonitorio, comparable a la sensación que se produce antes de un estornudo. El síndrome de Tourette se define como parte de un espectro de trastornos por tics, que incluye tics transitorios y crónicos.
El síndrome de Tourette se consideraba un raro y extraño síndrome, a menudo asociado con la exclamación de palabras obscenas o comentarios socialmente inapropiados y despectivos (coprolalia), pero este síntoma está solo presente en una pequeña minoría de afectados. El síndrome de Tourette ya no es considerado un síndrome raro, pero no siempre es correctamente diagnosticado porque la mayoría de los casos son leves y la severidad de los tics disminuyen en la mayoría de los niños a su paso por la adolescencia. Entre 0,4 % y el 3,8 % de los niños de 5 a 18 años pueden tener el síndrome de Tourette; la prevalencia de tics transitorios y crónicos en niños en edad escolar es alta, y los tics más comunes son parpadeo de ojos, toser, carraspear, olfatear y movimientos faciales. Un Tourette grave en la edad adulta es una rareza, y el síndrome de Tourette no afecta negativamente a la inteligencia o la esperanza de vida.
Puede afectar a personas de cualquier grupo étnico y de cualquier sexo, aunque los varones lo experimentan unas tres veces más que las mujeres. El curso natural de la enfermedad varía entre pacientes. A pesar de que los síntomas oscilan entre leves hasta muy severos, en la mayoría de los casos son moderados.
No se conoce una cura para el Síndrome de Tourette. El tratamiento consiste en el alivio de los síntomas cuando estos interfieren con las tareas cotidianas, mediante determinados fármacos tales como haloperidol o pimocida, si bien pueden producir efectos secundarios adversos. Evidencias preliminares sugieren una relación con el consumo de gluten y la mejoría de los síntomas, tanto de los tics como de los trastornos asociados, tras su retirada estricta de la dieta.
Síntomas
El Síndrome de Tourette comienza en la infancia o la adolescencia, antes de los 21 años.
Es una afección que lleva a una persona a realizar movimientos o sonidos rápidos y repetitivos que no puede controlar.
Se caracteriza por la presencia de múltiples tics motores y al menos un tic vocal o fónico. Son generalmente intermitentes, aunque no necesariamente se producen simultáneamente. Su frecuencia es variable, con períodos de intensificación y remisión, que persisten durante más de un año desde la aparición del primer tic.
Hay una característica de los tics que puede provocar mucho sufrimiento y sentimientos de culpa, especialmente en los niños. Se trata del hecho de que, aunque en realidad los tics son involuntarios, se suele producir un sentimiento premonitorio, que puede dar lugar a confusión por creer que hacen los movimientos o sonidos de manera voluntaria. Una buena comparación es la sensación que se experimenta antes de un estornudo, en la que puede notarse la necesidad de hacerlo pero no puede evitarse.
La gravedad de los tic empeora a lo largo de la infancia y en la mayoría de las personas, el peor período de tics se produce entre los 8 y los 12 años de edad.
Hasta en el 80% de las personas con Síndrome de Tourette se produce una significativa disminución de los tics durante la adolescencia. A la edad de 18 años, la intensidad y la frecuencia de estos suele disminuir hasta tal punto que la persona ya no experimenta deterioro de su calidad de vida debido a sus tics.
No obstante, las evaluaciones objetivas indican que hasta el 90% de los adultos sigue mostrando tics leves, aunque en ocasiones pasan inadvertidos.
Trastornos asociados
Hasta en el 90% de los casos, aparecen trastornos asociados. Entre ellos se incluyen principalmente el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
El TOC asociado puede aparecer durante la infancia, la adolescencia o la edad adulta temprana. Cuando su inicio es en la infancia, solo remite en la edad adulta en el 40% de los casos. También puede desarrollarse durante la adolescencia o la edad adulta temprana.
Tratamiento
Fármacos
Por el hecho de que los síntomas no limitan a la mayoría de los pacientes y su desarrollo procede normalmente, la mayoría de las personas con síndrome de Tourette no requieren medicamentos. No obstante, hay medicamentos disponibles para ayudar a los pacientes cuando los síntomas interfieren con las tareas cotidianas.
No existe un solo medicamento útil para toda persona con Síndrome de Tourette. Asimismo, no hay un medicamento que elimine todos los síntomas y todos los medicamentos tienen efectos secundarios. Además, los medicamentos disponibles solamente pueden reducir síntomas específicos.
Algunos pacientes que necesitan medicamentos para reducir la frecuencia e intensidad de los tics, pueden ser tratados con fármacos neurolépticos como haloperidol y pimocida. Se administran estos fármacos usualmente en dosis muy pequeñas que se aumentan lentamente hasta que se logra el mejor equilibrio posible entre los síntomas y los efectos secundarios.
El uso de fármacos neurolépticos a largo plazo pueden causar un trastorno de movimiento involuntario que se llama discinesia tardía. Sin embargo, esta enfermedad usualmente desaparece al dejar de tomar el medicamento. Los efectos secundarios a corto plazo de haloperidol y pimocida incluyen rigidez muscular, babeo, temblores, falta de expresión facial, movimiento lento y desasosiego. Estos efectos secundarios pueden reducirse mediante fármacos usados comúnmente para tratar la enfermedad de Parkinson. Otros efectos secundarios como fatiga, depresión, ansiedad, aumento de peso y dificultad en pensar claramente pueden ser más molestos.
La clonidina, un fármaco antihipertensivo, también se usa para tratar los tics. Los efectos secundarios comunes asociados con el uso de clonidina son fatiga, sequedad bucal, irritabilidad, mareos, dolores de cabeza e insomnio. Flufenacina y clonazepam pueden recetarse para ayudar a controlar los síntomas de los tics.
También hay medicamentos disponibles para tratar algunos de los trastornos asociados con el ST. Estimulantes tales como metilfenidato, pemolina y dextroanfetamina, usualmente recetados para el trastorno de déficit de la atención, son algo efectivos, pero su uso es controvertido porque se ha informado que éstos aumentan los tics. Para las conductas obsesivo-compulsivas que significativamente interfieren con el funcionamiento cotidiano se puede recetar fluoxetina, clomipramina, sertralina y paroxetina. Adicionalmente, otro de los medicamentos para el síndrome de Tourette que se emplea también para tratar el TDA (trastorno de déficit de atención) es la Strattera (atomoxetina).
Terapia conductual
La terapia conductual es un tratamiento que enseña diferentes maneras de controlar los tics a las personas con ST. La terapia conductual no es una cura para los tics. Sin embargo, puede ayudar a reducir el número, la gravedad y el impacto de los tics o una combinación de todos esos factores. Es importante entender que si bien las terapias conductuales17 pueden reducir la gravedad de los tics, esto no significa que los tics son meramente psicológicos ni que cualquier persona con tics podrá controlarlos.
Dieta
Hasta la fecha (2017), se han realizado muy pocos estudios sobre el efecto de las intervenciones dietéticas en los síntomas del Tourette y los escasos trabajos realizados son metodológicamente pobres. Evidencias preliminares demuestran que dietas sin gluten y bajas en azúcares refinados pueden aliviar los síntomas del Tourette.
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