Heroína
La heroína, diacetilmorfina o diamorfina en su Denominación Común Internacional, es un opioide con propiedades analgésicas que también se utiliza de forma menos común como supresor de la tos y antidiarreico. Por sus efectos eufóricos, la heroína se utiliza como droga recreativa semisintética. Derivada de la morfina y originada a partir de la adormidera, planta de la que se extrae el opio, su administración frecuente y regular está asociada a la tolerancia y a una fuerte dependencia física. En algunos países se emplea en terapias en usuarios crónicos como sustituto de opiáceos en combinación con labores de asistencia y asesoramiento al paciente.
Administrada por vía intravenosa mediante inyección, la heroína puede ser entre dos y cuatro veces más potente que la morfina y es más rápida en comenzar sus efectos. La heroína ilícita suele presentarse en un polvo blanco mate al que se añaden diversos adulterantes. Una fracción importante de los consumidores de opioides, más de treinta millones de personas al año en todo el mundo según la ONU (2014), consumen heroína, la cual está relacionada con un efecto narcótico pronunciado, se clasifica dentro de las drogas depresoras del sistema nervioso central y se caracteriza por producir una dependencia psicológica y física intensa a un ritmo muy acelerado, siendo considerada una de las drogas más adictivas y dañinas.
La heroína fue sintetizada por primera vez por Charles Romley Alder Wright a finales del siglo XIX, que consiguió aislarla gracias a la acetilación del clorhidrato de morfina, un producto obtenido de la adormidera. «Heroína» fue el nombre comercial que la empresa Bayer puso a la nueva sustancia, que la lanzó al mercado como sustituta de la morfina, creyéndola menos adictiva. A nivel internacional, la heroína está controlada por las Listas I y IV de la Convención Única sobre Estupefacientes y por lo general es ilegal su fabricación, posesión y venta sin licencia. Producida sobre todo en Afganistán y Birmania, está íntimamente unida al tráfico internacional de drogas y ha sido responsable de epidemias severas en varios países de Occidente durante el siglo XX. Afganistán produjo el 95 % del opio del mundo en 2012, y el 66 % en 2015, manteniéndose como el principal productor mundial de opio en las últimas dos décadas. Se ha registrado un aumento significativo de la oferta y la demanda a nivel mundial en los últimos años; en países como Estados Unidos el consumo de heroína se ha multiplicado en la segunda década del siglo XXI hasta convertirse en una verdadera epidemia.
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