Gota

La gota es una enfermedad producida por una acumulación de cristales de urato monosódico (sal derivada del ácido úrico) en distintas partes del cuerpo, sobre todo en las articulaciones, tejidos blandos y riñones. El ataque agudo de gota típico suele comenzar por la noche y consiste en una artritis que causa intenso dolor y enrojecimiento en la articulación metatarsofalángica del dedo gordo del pie.​ La gota es uno de los tipos de artritis por microcristales.​

El factor fundamental que causa la gota es la hiperuricemia (elevación de los niveles de ácido úrico en sangre). Los dos motivos principales por los que los niveles de ácido úrico son demasiado altos en la sangre son el aumento de su producción por el organismo y la disminución de su eliminación por el riñón. Los estilos de vida poco saludables, la obesidad, la ingesta excesiva de alcohol o alimentos ricos en purinas, como las carnes rojas, vísceras, pescado azul o mariscos, actúan como desencadenante de las crisis gotosa, pero no son la causa de la enfermedad, que está condicionada por factores de origen genético en la mayor parte de los casos. 

La gota afecta a entre el 1 % y 2 % de la población general en algún momento de su vida. Es más frecuente en varones, se calcula que la padecen entre cinco y ocho varones por cada mujer. Suele aparecer en las edades medias de la vida, generalmente después de los 30 años.​

Existen diferencias según el origen étnico. Es más habitual en los pueblos de las islas del Pacífico, y en la población maorí de Nueva Zelanda, pero rara vez aparece en el aborigen australiano, a pesar de tener estos últimos una mayor concentración media de ácido úrico sérico.​ En los Estados Unidos, la gota es dos veces más frecuente en los individuos afroamericanos que en los caucásicos.​

Aunque todos los casos de gota están originados por elevación de los niveles de ácido úrico, las causas de esta elevación pueden ser múltiples, se clasifican en dos grupos: gota primaria y gota secundaria.

Gota

Gota primaria

Corresponde a la inmensa mayoría de los casos y no existe otra enfermedad que sea la causa del problema. Pueden establecerse dos situaciones:​

  • Por aumento de la producción de ácido úrico. El defecto exacto suele ser desconocido (idiopático) si bien se conocen algunos fallos enzimáticos que la ocasionan, como la hiperactividad de la enzima fosforribosil-pirofosfato sintetasa.
  • Por disminución en la eliminación de ácido úrico por el riñón. Existe un defecto renal que ocasiona menor secreción de ácido úrico por los túbulos renales.​

Gota secundaria

Recibe este nombre la gota originada por otra enfermedad o motivo, pueden distinguirse varias causas:
  • Aumento de la producción de ácido úrico. Como ocurre en la policitemia, leucemia, mieloma múltiple, anemia hemolítica, psoriasis extensas y tumores malignos. Muchas de ellas son debidas a aumento de la actividad de la médula ósea e intenso recambio celular con catabolismo aumentado de moléculas de ADN. También en la enfermedad de Lesch-Nyhan (síndrome de gota juvenil coreoatetosis y retraso mental) por déficit de la enzima hipoxantina-guanina-fosforribosil-tranferasa (HPRT).​
  • Disminución en la eliminación de ácido úrico por el riñón. Tiene lugar en la insuficiencia renal, riñón poliquístico, hipotiroidismo, diabetes insípida y deshidratación, entre otras.
  • Originada por medicamentos. Como los diuréticos, etambutol, ácido nicotínico y algunos quimioterápicos empleados para el tratamiento del cáncer.

Diagnostico 

La gota puede ser diagnosticada únicamente por la existencia de los síntomas clásicos de podagra y la elevación de los niveles de ácido úrico en sangre. No obstante, debe hacerse un análisis del líquido sinovial cuando el diagnóstico es dudoso.​ Las radiografías, si bien son útiles para identificar la gota crónica, son de poca utilidad diagnóstica en los ataques agudos.

El diagnóstico diferencial más importante en la gota es con la artritis séptica. Esta posibilidad debería considerarse para personas con signos de infección o para las que no mejoran con tratamiento. Para facilitar el diagnóstico, se puede llevar a cabo un análisis del líquido sinovial y un cultivo para identificar los gérmenes responsables. Otros diagnósticos diferenciales incluyen la pseudogota y la artritis reumatoide. Los tofos gotosos cuando no se localizan en una articulación, pueden ser confundidos con un carcinoma basocelular,​ u otras neoplasias.

Tratamiento
  • Fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Son los medicamentos más empleados para el tratamiento de la crisis aguda de gota y su eficacia ha quedado demostrado en diferentes ensayos clínicos, pueden administrarse por vía oral y son también útiles para el alivio del dolor. No se aconseja sin embargo la utilización de aspirina.
  • Colchicina. Es un medicamento muy utilizado para el tratamiento de la crisis aguda y es especialmente útil si se administra precozmente. Tiene sin embargo el inconveniente de una vida media muy corta y debe evitarse si existe diarrea, insuficiencia hepática o insuficiencia renal. También se emplea a bajas dosis, de entre 0.5 y 1 mg diarios, como medicación preventiva.​
  • Fármacos hipouricemiantes. Tienen la propiedad de reducir los niveles de ácido úrico en sangre, por lo que facilitan la desaturación y la disolución de los depósitos de esta sustancia que se forman en los tejidos. El medicamento más empleado de este grupo terapéutico es el alopurinol, que actúa mediante la inhibición de la enzima xantina oxidasa y se administra en dosis comprendidas entre 100 y 300 mg diarios.​ Una alternativa es el febuxostat que salió al mercado en el año 2009 y posee el mismo mecanismo de acción.
  • Uricosúricos. Son medicamentos que aumentan la expulsión de ácido úrico por la orina. El más empleado es el probenecid.​
  • Glucocorticoides. Se ha demostrado que los glucocorticoides son tan efectivos como los AINE​ y se pueden usar si existen contraindicaciones para los AINE.​ También provocan mejoría cuando se inyectan en la articulación; sin embargo, se debe excluir una artritis infecciosa ya que los esteroides empeoran esta enfermedad.​
  • Pegloticasa. La pegloticasa (Krystexxa) fue aprobada en los Estados Unidos en el 2010, para el tratamiento de la gota.​ Es una opción terapéutica para el 3 % de las personas que son intolerantes a otros medicamentos. Se administra por infusión intravenosa cada dos semanas,​ y se ha descubierto que reduce los niveles de ácido úrico en estas personas.​

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